domingo, 16 de noviembre de 2014

Experiencias // Where We Are Tour

¡Hooooooola!
Empiezo la sección de experiencias, aquí y ahora. Tenía muchas ganas de ponerme ya con ella, porque me han pasado algunas cosas increíbles y sé que explicarlas por escrito va a ser como revivirlas de nuevo. He decidido que la primera sea el Where We Are Tour porque probablemente ha sido la más especial hasta ahora, y la que tengo más fresca. Así que nos remontamos al 10 de julio de 2014.


Where We Are Tour Madrid, 10.07.14

Todo empezó a las 6:30 de la mañana. ¿Un jueves en verano? Creo que mi madre y yo éramos las únicas dos personas despiertas en todo el barrio. Sin embargo, me habría levantado antes si hubiera hecho falta, y estaba llena de energía. Había llegado el día.
Recuerdo que lo primero que hice al levantarme fue encender mi móvil y abrir la pestaña de la cuenta atrás que había activado allá por septiembre del año pasado. Y ahí fue cuando me dí cuenta de que no era broma. ¡Hoy veo a mis dos grupos favoritos!


A partir de ahí fue un a todo correr. Desayunamos, guardamos nuestras cosas y nos despedimos de mi padre. Y entonces, cuando se suponía que sólo faltaba subirnos al coche y empezar nuestro viajecito a Madrid... Aquí es donde hago una mención especial a mi amiga Carla, que me parece que vais a oír hablar bastante de ella por aquí (ily). Bueno, a lo que íbamos. El plan inicial era que ella y su madre pasaban a buscarnos a las 7:30 en coche a nuestra casa.

7:30
7:40
7:45
Y ahí fue cuando tuve una llamada de cierta personita diciéndome que en vez de poner su despertador a las 5:55 para poder levantarse a las 6, lo había puesto por error a las 6:55 y cASI LA ESTRANGULO :-) Acabamos saliendo sobre las 8:30, y en otras circunstancias no hubiera pasado más, pero lo nuestro era un viaje a contrarreloj porque nos esperaban cuatro horas antes de alcanzar Madrid y teníamos que llegar a tiempo a la firma de discos de 5SOS. Sí, el mismo día, mis aussies preferidos habían decidido aprovechar para firmar discos en un Corte Inglés a las afueras de Madrid. What a life.
Me ahorro los detalles, pero aquello más que un viaje acabó siendo una Odisea. Una vez que llegamos a Madrid nos perdimos por la M-40 somos grandes, tuvimos que atravesar la ciudad entera para llegar a Alcorcón, y después encontrar el centro comercial... Al final llegamos, sí, pero esa es otra historia que tengo por contar. (¡Haré la entrada sobre la firma muy pronto!) 

Resultado: llegamos a nuestro hotel en el centro hacia la hora de comer. Aunque no teníamos ni pizca de hambre, comimos en un Vips no muy lejos de allí y, cuando lo tuvimos todo listo, bajamos al metro. 
Si alguna vez habéis ido a un concierto de vuestro artista preferido, creo que entenderéis lo que voy a explicaros ahora: la sensación de grupo. Esa sensación de estar sentada en tu vagón del metro con tu camiseta de "lol ur not louis tomlinson" i regret nothing, y ver como poco a poco se va llenando de gente con banderas, camisetas, pancartas y la misma chispilla de felicidad en los ojos. Esa sensación de esbozar una sonrisa para cada persona con la que te cruzas, sabiendo que comparte algo muy grande contigo. Si sabes de lo que hablo, sabes de lo que hablo.

Carla y yo recorrimos el camino que nos quedaba desde la boca de metro hasta el Calderón guiándonos por la marabunta de gente (con nuestras queridísimas madres siguiéndonos por detrás, pero ellas no parecían ni la mitad de preocupadas, claro). Y entonces... Bum.



La primera vez que vi con mis ojos el Calderón, fue cuando empecé a ponerme realmente nerviosa. Ahí estaba. Esto estaba pasándonos a nosotras. En cuanto empezamos a intentar a acercarnos al estadio, nos quedamos atrapadas entre toda aquella gente que iba y venía, corría, gritaba y hacía colas tan gigantescas que era imposible saber dónde comenzaban y dónde terminaban. Una locura.
Decidimos pararnos, comprar agua (hacía un calor horroroso) y aclarar las ideas. Según nuestras entrada, para llegar a nuestra grada teníamos que entrar por la puerta número 5, justo en el extremo contrario del estadio. La mayoría de la gente hacía cola para la puerta 51, la de pista, así que tuvimos que echar a andar en dirección contraria a una corriente de casi 30.000 personas (no es agradable, lo juro). Después de casi un cuarto de hora, llegamos. 

Creímos que ahí acababa el estrés, pero todavía quedaba lo peor. Una vez que alcanzamos nuestra puerta, vimos a un guardia de seguridad que cortaba el paso. Casi nos da algo cuando nos dijo que nuestra puerta estaba cerrada para hacer más rápida la entrada de la gente y que teníamos que entrar por la puerta 51. No éramos las únicas. Un grupito bastante grande se apostillaba junto al guardia, preguntándose cómo diablos el hecho de que las 55.000 personas entraran por el mismo sitio iba a hacer más rápida la entrada. Todavía hoy me lo sigo preguntando exijo el despido de la organización del Calderón

No exagero si digo que no había estado en una situación tan agobiante en mi vida. No podíamos hacer caso al tipo de seguridad, porque sabíamos la cantidad de gente que había en aquella cola. Eran las 5:30 de la tarde, y perder tiempo en aquella multitud significaba arriesgarnos a perdernos a los teloneros (y si yo me perdía a 5SOS allí iba a morir gente). Por otro lado, tampoco nos convencía seguir insistiendo al guardia. Si le habían mandado cerrar aquella puerta, no había nada que nosotras pudiéramos hacer para que nos dejara pasar. Fue la media hora más angustiosa de mi vida. Oíamos música y gritos desde dentro del estadio, pero no podíamos movernos. 

Entonces, cuando yo ya estaba mentalizada de que nos íbamos a quedar fuera, empezamos a ver movimiento delante nuestro. Sigo sin saber cómo ni por qué, pero abrieron de nuevo la puerta de Rock Me (la de las entradas vip) y nos dejaron pasar por ella a los que teníamos asignada la puerta 5. ¡Milagro, milagro!
Nuestra tortura había acabado. Al final, entramos en el estadio mucho antes que la mayoría de la gente. Nuestra amiga Marina, que estaba en el mismo sector que nosotras, había llegado incluso antes. Las tres estuvimos pululando un rato por la grada y compramos agua otra vez, hasta que empezaron los teloneros. Vimos a Abraham Mateo (nos echamos unas risas, pero tengo que admitir que cantamos igual lmao), y por supuesto, a 5SOS. Después de la firma de aquella mañana yo estaba especialmente sensible, pero es que ¡son tan geniales! En directo son brutales, espero volver a verles pronto.


Sigo sin creerme que yo sacara estas fotos (de izda. a drcha. Michael, Luke y Calum)


Pero yo había ido allí a ver a otras personas. ¡Me era hasta difícil hacerme a la idea, después de una mañana entera en busca de los aussies! Había pasado casi una hora desde que 5SOS se habían ido, y seguíamos esperando. No fue hasta las 21:30 donde está esa puntualidad británica que volví a levantarme del asiento. ¡Allí estaban! 

Little Things :(


Me acuerdo que después del concierto no tenía palabras para expresar lo increíble que había sido, así que mucho menos voy a tenerlas ahora. Pero lo voy a intentar: Espectacular. Maravilloso. Épico. Desde la puesta en escena, las luces, los fuegos artificiales, a las bromas, las risas, los gritos, los llantos, pero sobre todo, la música. ¿Alguna vez habéis tenido esa sensación de no poder parar de sonreír? Cuando parece que los músculos de tus mejillas se agarrotan en esa posición y eres incapaz de moverlos. Es la mejor sensación del mundo, y yo la tuve durante algo más de dos horas. Sonrisas y risas, como cuando cantamos con Harry aquel "ti amo ti amo ti amo". Sonrisas y música, como con aquel Viva La Vida tan especial. Y sonrisas y lágrimas, nunca mejor dicho, como cuando escuché mi Story Of My Life por primera vez en directo. 

One Direction significan mucho para mí, demasiado como para intentar explicar ahora por qué considero al 10 de julio de 2014 el día más feliz de mi vida. Lo entenderá cualquiera que se haya aferrado a una canción como a un bote salvavidas. Cualquiera que sepa lo que es poder contar con una banda como el que tiene un amigo. Gracias a estos cinco chicos he conocido a algunas de mis mejores amigas. Gracias a ellos he sido muy feliz y, ¿no es eso lo que buscamos todos al fin y al cabo? 
Por muchos más días como este. Gracias. 



Las tres divas (de izda. a drcha: Carla, Marina y yo)



Candela  


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